martes, 25 de mayo de 2010

LA IMAGINACIÓN AL PODER

"¡ La imaginación al poder! ". Este emblemático slogan de mayo del 68 recupera todo su sentido en los tiempos que corren. Y es que va  a hacer falta mucha imaginación para que algunas corporaciones municipales cuadren sus presupuestos en el próximo ejercicio.

El gobierno acaba de cerrar el grifo de la financiación vía endeudamiento por parte de las administraciones locales. Podríamos decir que ha estallado la burbuja municipal. Por un lado una fuerte caída de los ingresos procedentes fundamentalmente de las actividades urbanísticas, pero también del descenso de la actividad económica; por otro lado la imposibilidad de acudir al crédito fácil para financiar inversiones o cuadrar las cuentas; por último, un crecimiento desorbitado del gasto corriente fruto de pingües ingresos obtenidos por la burbuja inmobiliaria así como de la facilidad con la que se acudía a la figura crediticia.

El horizonte ante el que nos hayamos es el de ayuntamientos asfixiados por la falta de ingresos, subvenciones y transferencias del Estado y de las CCAA que se recortan drásticamente y caída de la inversión pública. Claro que, en este contexto puede haber quienes teniendo responsabilidades de gobierno sientan la tentación de cuadrar las cuentas municipales y mantener cierto volumen de inversiones acudiendo a la fácil salida de aumentar los impuestos locales. 

Mientras que el gobierno anuncia recortes salariales y sociales a la par que congelación de las pensiones , mientras el desempleo cabalga hasta la cifra de los cinco millones de manera ya imparable tras el sacrificio del crecimiento por la estabilidad de los mercados, la subida de impuestos locales constituiría otro aldabonazo sobre las clases más vulnerables.

Urge una reestructuración en la organización territorial de nuestro estado. Ningún sentido tiene, a día de hoy, el mantenimiento de organizaciones territoriales que en muchos casos no pasan de los 1000 habitantes, y que en muchas ocasiones bajo la excusa de la cercanía al ciudadano no pasan de ser un traba administrativa más para el acceso a determinados servicios. Sin irnos más lejos, en Asturias existen 16 municipios con una población menor de 1000 habitantes. Algunos de ellos no pueden justificar su existencia en base condicionamientos geográficos o sociales: más bien de carácter estrictamente político. La duplicidad e ineficiencia en la asignación del gasto público que  representa en el conjunto de España, la enmarañada red de competencias -muchas veces con no pocas connotaciones de carácter caciquil- que ello crea, sería más que suficiente para que nuestros mandatarios revisasen su estructura. 

Del mismo modo la clara delimitación de competencias así como la necesaria coordinación de las mismas en el ámbito de las administraciones públicas son elementos que actuarían de manera mucho más eficiente sobre el ajuste del gasto público. 

Defender una sanidad pública digna, defender una educación pública equitativa y de calidad, defender, en suma, un estado social y democrático de derecho, también es exigir eficiencia en la asignación del gasto público. Es esto y no otras cuestiones, lo que pone más en peligro el Estado del Bienestar.

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