jueves, 28 de junio de 2012

LA ASAMBLEA NECESARIA


Los renglones torcidos de la política que hoy se escriben en España están llevando a una desafección de los ciudadanos con respecto a la misma que tiene su expresión en los acontecimientos que día sí y día también conocemos en boca de nuestros representantes en las instituciones.

 La MENTIRA, con mayúsculas, ha pasado a formar parte de la cotidianeidad de las relaciones entre quienes administran y gestionan nuestros recursos y servicios, y los ciudadanos que asistimos impertérritos a tal normalización. Ya decía Quevedo “Mal oficio es mentir, pero abrigado:/eso tiene de sastre la mentira,/ que viste al que la dice; y aun si aspira/ a puesto el mentiroso, es bien premiado…”. Hoy nos sobran ejemplos en La Moncloa.

Izquierda Xunida de Asturies, celebra este fin de semana su Asamblea regional más decisiva de los últimos años. La misma se celebra en un momento crucial para los intereses de los asturianos. Sectores tradicionales de nuestra economía se ven amenazados por los recortes impuestos desde Europa con la aquiescencia de quienes nos gobiernan. La laxitud en la confrontación contra tales medidas o la oposición a las mismas determinará nuestro acceso a los derechos esenciales como ciudadanos.

Hemos asistido a la aparición de movimientos sociales heterogéneos, movimientos que compartimos y en los que participamos. Movimientos que reclaman una democracia más directa y participativa. Nacidos del descontento hacia nuestras clases dirigentes, reclaman una regeneración de la vida política y de las relaciones sociales y económicas de la que no podemos abstraernos ni mantenernos al margen. También nos lo reclaman a nosotros. Como sujetos políticos de primera línea hemos de incorporar todo lo válido y que no nos es ajeno de estas corrientes a nuestros proyectos.

Hemos de ser honestos. Es nuestra obligación. Nuestra praxis ha estado alejada de nuestro discurso. Parte de nuestra responsabilidad ha sido no saber responder a nuestras contradicciones. También nosotros nos hemos alejado de los ciudadanos y de nuestros votantes. Aún así, hemos crecido en apoyo, pero sin engaños, no el suficiente para el contexto que nos ha tocado vivir.

Debemos corregir nuestros errores. Debemos abrir la organización en primer lugar a nuestra militancia. La misma que hoy reclama una cambio en nuestro funcionamiento interno. La misma sin la cual no se hubiese celebrado un referéndum sobre nuestra participación en el gobierno regional. Esa a la que hoy, algunos temen como fuente de cambio y renovación, pero que es la misma que se unía en calles y plazas hace un año a miles de personas reclamando lo mismo que hoy exigen a Izquierda Xunida.

Algunos temen a Voces para el Cambio, pero somos muchos los que llevamos tiempo reclamando un Cambio a Voces. Reclamando una democracia más participativa en nuestros órganos de dirección. Como dice Manuel Castells “cuanto más funcione la democracia participativa más efectiva será la democracia representativa”. Por eso, hoy nos sentimos más representados que ayer, cuando hemos decidido con nuestro voto en un referéndum, independientemente del resultado. Por lo mismo, reclamamos la no profesionalización de la política, la no acumulación de cargos, la participación en la elaboración de nuestras candidaturas, la transparencia interna y una democracia más directa.

Hay quien piensa que es momento de una dirección de transición. Hace poco, otro partido y otros dirigentes utilizaban ese mismo argumento. La transición retrasa la contestación necesaria a los ataques que hoy estamos viviendo, debilita. A la vista los resultados.

 Necesitamos una dirección fuerte. Que de alternativas a las demandas de la militancia y de los nuevos movimientos. Necesitamos un cambio. Necesitamos una nueva voz. Asumir que somos Izquierda Xunida. Responder a nuestros intereses de clase. Reclamar y aspirar a una sociedad con mayor justicia social. Confrontar con quien desde cualquier ámbito pretenda menoscabarla.

No tememos el resultado. Ya hemos ganado porque el debate está abierto. Nada volverá a ser igual. Saldremos fortalecidos.