domingo, 22 de abril de 2012

Un día en el campo

El sábado salí a pasear con mi familia. Nos fuimos a comer a las afueras. Un buen sitio. Pasamos una tarde estupenda. Aprovechamos el buen tiempo para jugar, que por suerte aguantó toda la tarde, ya se sabe, en estas fechas a veces suelen caer unos aguaceros tremendos de improviso.

¡Cómo disfrutaban los pequeños correteando por el campo! Me vino a la memoria las veces que, siendo una criatura, hacía esta misma excursión con mis padres. Lo seguro y abrigado que me sentía junto a ellos. Me gusta pensar que ahora los míos sienten lo mismo que yo entonces.

Mi padre era fuerte y endiabladamente alto. Bastaba con mirarle de frente para sentirse protegido, o amenazado, según la situación. Todos me decían, "¡ qué suerte has tenido!". Nadie se atrevía a retarme, porque retarme a mí, era retarle a él. Así fue, que mi infancia la pasé sin muchos sobresaltos, a no ser el ir para acá y para allá, pues mi padre tenía múltiples destinos, lo que hacía que cada poco tiempo estuviésemos viajando.

Conocí muchos lugares, y a muchas familias como la mía. Nos las encontrábamos en los caminos. Entonces, mi padre, se ponía al frente, con la mirada amenazante. Yo no entendía nada, pero le imitaba, y él, se acercaba y me cobijaba en señal de aprobación. Luego, continuábamos la marcha.

Así crecí, formé mi propia familia y, como soy animal de costumbres hago exactamente lo mismo que hacía mi padre, y que antes hacía mi abuelo y mi bisabuelo...hasta el sábado pasado.

Ese día, en un cruce de caminos, oí ruidos extraños. Me situé al frente de la familia, como me enseñaron. Puse mirada amenazante, como me enseñaron. Ví dos figuras pequeñas frente a mí. Una, caminaba de manera renqueante, como si las piernas no quisieran hacerle caso. Alguién dijo: " ¡Majestad, es un ejemplar maravilloso! ", pasaron unos segundos..., se escuchó un fuerte estallido.

Dicen que me mataron por viejo, pero mis patas me hacían caso. Dicen, que hay que controlar la población, pero cada día somos menos. Dicen, que a veces somos agresivos, y sin embargo yo sólo defiendo a mi familia o mi territorio de los intrusos. Yo, viajo para buscar agua y comida. ¿tú, para qué viajas?.

Por una república de hombres y mujeres just@s e iguales en derechos y obligaciones.

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